BIBLIOFILIA

- Dominando la ciudad, sobre una alta columna, se encontraba la estatua del Príncipe Feliz (...). Esta frase, la melódica entonación en que fue enunciada, la reposada sensación de confort rodeándome y el afecto de quien me leía, me ha acompañado durante la mayor parte de los años de mi vida como una inborrable prueba de mi infancia, como evidencia del impacto que puede tener una lectura en voz alta en tus futuras elecciones y de la delicada influencia en mi caracter de la obra de:

"In this world there are only two tragedies. One is not getting what one wants, and the other is getting it." - Oscar Wilde

Se dice que en tu vida solo se tiene la oportunidad de un gran e inolvidable amor, si es así, me atreveré a desmentirlo pues he amado intensamente a Oscar Wilde y no solo ha sido él uno de mis amores sino el primero. Tal vez me enamoró con su inteligencia, agudeza y cinismo, por su humanidad y tiernas reconvenciones o probablemente por su habilidad para abrir en dos mi resistencia al dolor y conmoverme hasta estallar en un silencioso y contundente torrente de lágrimas.

A pesar de la forma de vida que llevó, dentro de una sociedad represora, caracterizada por sus prejuicios y moral inoperante, este escritor irlandés consiguió dejar unas producciones ricas en consejas, cuestionamientos, y situaciones que bien podemos aplicar a nuestra realidad actual.
Los instigo a experimentar el producto de una de las mentes más geniales de todos los tiempos en la siguiente lectura:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/wilde/ruisenor.htm